Patios silvestres donde solíamos jugar

Avances para un diseño de zonas escolares exteriores más diversas y verdes

Los espacios exteriores de aprendizaje vinculados a la educación formal no han sido pensados como espacios pedagógicos y por lo tanto no han sido diseñados (ni dotados de presupuesto) a tal efecto. Si hablamos de los centros educativos oficiales, no existe en la legislación española una definición de patio y por eso su diseño no es considerado a la hora de construir nuevas escuelas o colegios, siendo éste finalmente el espacio que sobra entre la construcción de los edificios y el límite de la parcela.

Desde Basurama hemos propuesto una definición que permita poner en valor este espacio como parte del espacio educativo y la hemos incluido en una guía de trabajo llamada «Patios silvestres» como soporte a las instituciones para la construcción de las nuevas escuelas infantiles:

«Se entiende como patio a los espacios exteriores al aire libre, techados o no, pertenecientes al centro escolar. Son espacios pedagógicos y coeducativos esenciales para el desarrollo de los niños y niñas y fundamentales en la garantía de su derecho al juego, la interacción entre iguales –uso del espacio público y de las relaciones sociales–, y el contacto con la naturaleza».

Pensamos, además, que el diseño de estos espacios exteriores debería codiseñarse con la participación activa de aquellas y aquellos que los van a disfrutar y vivir, haciéndolos más flexibles, pero sobre todo garantizando la inclusión, la equidad y la protección de derechos e incluyendo unos mínimos niveles de calidad espacial: un ratio adecuado de vida verde, de sol directo, de sombra y de agua.

Patio de un centro educativo en Madrid

Intervención con troncos de los árboles abatidos por la borrasca «Filomena» en CEIP República de Chile, Madrid, 2021, Basurama. Foto basurama.org CCBY-NC-SA 4.0

La educación es uno de los pilares de construcción de la sociedad y el patio o las zonas exteriores de los centros son el primer espacio público de convivencia en nuestras vidas. Espacio de libertad y de descubrimiento, pero también el primer lugar donde los roles son asignados, donde se generan conflictos y donde se produce los aprendizajes informales que configuran, en gran medida, la socialización de niños y niñas. Es muy importante darle el valor que se merece desde el punto de vista pedagógico y no pensarlo únicamente como espacio de desconexión o de control desde el profesorado.

Nos gusta experimentar con la integración de los aprendizajes informales dentro de la educación formal. Proponemos proyectos pedagógicos que se centran en el proceso como principal elemento de aprendizaje, apostando por la experimentación y la acción. Pensar con las manos, activar los cuerpos, utilizar herramientas. Procesos que ponen a los alumnos y alumnas en el centro, como protagonistas y creadores. Que no tienen un resultado previo configurado ni unas metas que conquistar más allá de abrir camino (y miradas) hacia la autonomía, la confianza, el trabajo en grupo, el respeto y las responsabilidades compartidas.

Sabemos que esta condición de proceso o de principio de incertidumbre no es fácil de manejar para los equipos educativos y normalmente se trabaja en marcos más cerrados y acotados que, por desgracia, dejan poco espacio a otros muchos aprendizajes no tan visibles a primera vista. Pero si se aprende a trabajar con la incertidumbre, de repente el agobio por cumplir el currículo se convierte en una oportunidad para desbordarlo y superarlo, flexibilizando las estructuras del sistema educativo para adaptarlas a los espacios y a los cuerpos que a su vez se adaptan a las nuevas metodologías. Todo empieza a fluir mejor. La lava previa a la roca, ser volcán antes que ruina.

Aula educativa en un patio de colegio.

Aula exterior en IES Menéndez Pelayo, Getafe, 2020, Basurama. Foto basurama.org CCBY-NC-SA 4.0

Por todo ello y en colaboración con escuelas municipales se ha publicado, como citábamos anteriormente, una guía de recomendaciones para el diseño de espacios exteriores llamada «Patios silvestres. Recomendaciones para el diseño de espacios exteriores en las escuelas infantiles» y que supone un apoyo (y una apertura de miras) para los y las técnicos que diseñan estos espacios y tienen en sus manos la capacidad de influir en el futuro de muchas personitas.

Se dice que silvestre es aquel lugar donde la naturaleza ha retomado sus posesiones y es justo ese el objetivo que tenemos entre manos: que los espacios exteriores de los centros educativos sean espacios más diversos, con una mayor superficie de vegetación, más libres; aludiendo, además, a los descampados, esos lugares que no son campo, que no son ciudad y donde tanto se ha jugado desde siempre. Nos interesa lo asilvestrado, como símbolo de lo no normativo, como resistencia ante lo existente y, sobre todo, porque nos permite reivindicar la biodiversidad y la vegetación pero sin caer en la idealización de la naturaleza y el excesivo diseño paisajista. Los patios silvestres como símbolo de los espacios todavía por domesticar, lugares libres, susceptibles al cambio, a la intervención de aquellos que los habitan.

Si queremos generar un cambio en el modelo de desarrollo actual es necesario que el sistema educativo integre propuestas que permitan generar pensamiento crítico, que permitan prototipar nuevas relaciones con nuestros entornos cercanos y sobre todo que sean puntos focales en la búsqueda de soluciones climáticas y ambientales a nivel local.

Imagen principal: Ilustración «Patios silvestres» por Nerea Sanz. Imagen cortesía Basurama